Click equivocado

Quise escribir otro post anoche, iba sobre piedras, pero un click equivocado plantó mis ojos ante la película EN LA CIUDAD ( Cesc Gay) allá por el minuto treinta, palmo más, palmo menos, no necesité empezar de cero, la he visto varias veces así que enseguida supe por dónde andaba.

Es cojonuda esa película.
Al director le surgió la idea tras una comida entre amigos en la que, sin más ni más, alguien empezó a llorar. Todos se quedaron de piedra (je, el post aplazado) ya que nadie sospechaba lo que le podía pasar. Intentó explicar en su cinta lo cerca que estamos y lo poco que nos conocemos realmente. Lo logró, en mi personal opinión.

Porque es así.
Yo, por ejemplo. ¿Cuánto sé de los míos?, ¿cuánto saben de mí? . Y no me refiero a los hechos, no, me refiero a las consecuencias de esos hechos. Los hechos son fáciles de saber, fáciles de contar, 'estuve, fui, conocí, hice...' pero el poso que dejan sólo lo sabe cada cual.
"La única realidad es la interior", eso dice el dios ( sí, lincesa, ese).

Por eso, tras una feliz familia (a veces) se esconde un tono amargo entre las risas, un reproche oculto, una incomunicación feroz, hay que estar muy atenta para verlo mientras te ríes a la vez, del mismo modo que ellos tienen que prestar mucha atención para darse cuenta que tras tus carcajadas se encuentra activo el deseo de que se cumpla de una vez lo que ellos piensan que tienes ya cumplido.

Al final, hay unanimidad sobre la velada: ha sido fabulosa.