viernes, septiembre 29

Fuga de Alcatraz


Supe su nombre y de quién era hijo más tarde, y entendí un poco la precoz intrepidez del chaval, de casta le viene al galgo, la saga familiar se las trae y la genética es determinante, lo veo constantemente.

Con los desórdenes familiares actuales y el mal rollo que conllevan, para que te te entreguen un niño en la guardería a la que va mi sobrina, necesitas atravesar un timbre, tres puertas y tener una autorización expresa. Ni en Alcatraz.

Cuando ayer me entregaron a mi sobrina, entre el lío que se monta de padres, abuelos, carros y niños, recuerdo fijarme especialmente en un crío muy pequeño que bajaba por la rampa de minusválidos con su correpasillos-no sabe andar sólo aún, 14 meses- a una velocidad mayor de la que a él le hubiera gustado, me hizo gracia verlo tan pequeño sujeto al artefacto y con cara de susto pero sin parar, tan decidido. Después lo perdí de vista.

Mi sobrina insistió en que la montara en un columpio de un extremo del patio y yo accedí, que casi siempre la engaño para que no.
Entonces es cuando el azar se portó.

En dos minutos el patio quedó desierto de padres y de hijos y nos quedamos sólo nosotras.
Mientras empujaba el columpio vi sin mirar, por el rabillo del ojo, algo que se movía a lo lejos.
Al mirar concretamente cual fue mi susto cuando vi al moñaco del correpasillos, completamente solo, forcejeando con la verja que separa el patio de la calle y que alguien dejó entreabierta.

Corrí para medalla de oro y llegué justo a tiempo. Ya había conseguido salir a la calle y pasar entre dos coches aparcados, estaba ya en el asfalto, en una calle con mucho tráfico de coches y casi nada de peatones.

Lo agarré del cuello -literal- y lo empujé hacia atrás. Tuve que hacerle daño por fuerza pero ni se quejó, ni soltó el correpasillos, ni protestó por nada. Él bien digno, os digo que es un pura sangre.

Cuando volví a llamar al timbre y se abrieron las tres puertas, se quedaron estupefactas al verme con el niño y el correpasillos-sin soltarlo, oyes- en brazos, ni siquiera lo habían echado en falta. 'Oye, más cuidado que se os ha escapado y mirad a ver si la verja de la calle queda bien cerrada' no fui simpática.
"Es la segunda vez que lo hace" se disculparon sin tener disculpa. 'Entonces mejor para no quitarle ojo'.

Mucha suerte es lo que todos tuvimos ayer. El niño, los padres, las monitoras, el posible conductor y yo.

A partir de ahora, y siempre que sea yo la que vaya a por mi sobrina, no me iré de allí sin localizar a Iván 'el terrible' para asegurarme que se queda en su sitio. Con este crío, dos ojos de más no están de sobra.

4 comentarios:

La Gosa Roja dijo...

Que niño mas majete!. Y que bien se te ve de heroina :). Pero, oye, no te descentres, lo tuyo es acabar con las jodidas letras de verificacion, eh?.

Señora M. dijo...

Jajja, Gosa, el crío para comérselo,pero una heroína que se asusta es una caca de heroína...

Sí, sí, mi cruzada antiletras y yo, tal para cual. Al menos doy ejemplo y yo no las pongo.

Cuento contigo, no te me rajes.

Y abrígate, no cojas frío ;)

Anónimo dijo...

corriste para medalla de oro? jo, y yo me lo perdí grrrr...

superbesos

Anónimo dijo...

me he leído tu blog de un tirón... me encanta!
seguiré viniendo por aquí.
Besos!